lunes, 6 de febrero de 2012

Manolo Preciado, el sportinguismo por siempre a tus pies


El Real Sporting de Gijón ha destituido hace unas horas a Manolo Preciado. El sportinguismo está de luto. Se va un hombre para el que cualquier halago o reconocimiento es poco. Sólo el que haya vivido y seguido día tras día la actualidad del Sporting durante los últimos seis años, sabe lo que significa Preciado para este club. Y es que hoy media España habla de su despido, pero no pasaba lo mismo cuando cogió el timón allá por el 2006. Aquel día fue el inicio de una época para el Sporting. Una época liderada por un paisano que cogió un equipo que agonizaba y lo devolvió a la élite.

Llevaba ocho años el Sporting deambulando por la Segunda División, cuando Manolo Preciado llegó al equipo. Un equipo histórico pero humilde, abocado a vivir en la nada. Salvo la espléndida temporada del debut de Marcelino García, el Sporting nunca había luchado realmente por el ascenso desde que perdió la categoría. Esto cambió con la llegada de Preciado, que tras una primera temporada complicada en la que coqueteó con el descenso, logró la machada en su segundo año devolviendo al Sporting al lugar que le pertenece por historia, diez años después.

Y aquel ascenso, al igual que las permanencias logradas desde entonces, se han logrado, con perdón de la expresión, a puro huevo. Con una directiva que no suelta ni un duro para fichajes porque prefiere presumir año tras año del dichoso superávit, pero que no tiene problemas en dejar al equipo cojo en cualquier momento, como cuando se vendió a Míchel en un mercado de invierno, a pesar de ser un titular clave del equipo, y sin traer un sustituto de garantías.

A Preciado nunca se le ha dado un caramelo. Tampoco lo ha pedido. Ha sabido sacar el máximo rendimiento de los chavales que le han tocado. Enriquecerse con la cantera cuando ha tenido la oportunidad. Y sobre todo, comulgar con una grada volcada tanto con el equipo, como con el entrenador. La fortaleza de El Molinón ha sido factor clave en el éxito de estos seis años, y eso ha sido gracias a que por fin la afición se ha vuelto a sentir identificada con lo que veía sobre el césped, después de años de calamidades y artimañas que condenaron al equipo a la Segunda División. Artimañas que firmaron personajes que, desde la oscuridad, todavía hoy toman las decisiones del Sporting, aunque sea Vega-Arango el que ponga la cara.

A Preciado se le ha echado rápido y mal. Estando sólo a un partido de la salvación. Con sólo un punto menos de lo que se sumaba el año pasado por estas alturas. Un año pasado en el que también se estuvo a punto de destituirle, pero al no encontrar un sustituto se le mantuvo, y firmó una segunda vuelta de impresión para mantener la categoría. Por ello, hoy nadie tiene la garantía, ni mucho menos, de que se haya tomado la decisión correcta. Menos aún si se confirma alguno de los nombres que están sonando como posibles sustitutos: Lotina, Clemente… Si El Molinón hubiera podido elegir, habría preferido morir con Preciado.

Venga quien venga, parece ser que se encontrará con varios refuerzos. El de Adrián Colunga parece prácticamente hecho, y podría venir de la mano de Pedro Ríos. Tiene narices que el día en que se echa a un entrenador al que nunca se le ha ofrecido refuerzos de garantías, se haga un esfuerzo por fichar a jugadores contrastados. Si se los hubieran dado a Preciado, puede que ahora estuviéramos hablando de otra cosa. Sea como fuere, gracias por todo, Manolo. El Molinón es tu casa.

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